06 febrero 2013

Foqueando en Bola

Así de bonito estaba el bosque

Está claro que hay días que es mejor quedarse en casa, y otros en que es mejor pillar los bártulos y subirse al monte, haga el tiempo que haga. Y era un día de esos. Así que ni cortos ni perezosos, Dani y yo echamos las cosas al coche y nos subimos a la sierra con la intención de foquear por Peñalara. La cosa es que nada mas llegar al puerto de Navacerrada y ver el percal, decidimos dejar el coche en Arroyo  Seco y subir a Bola, por decir que hacíamos algo, claro. Todo cerrado, visibilidad muy reducida (como 3 metros), una fuerte ventisca del Oeste que convirtió tras haber llovido el día anterior,  la nieve polvo en una costra dura de unos 5cm. En fin, un desastre.

Con un poco de sufrimiento, inaguramos la temporada entre algún que otro juramento y hundidas en los piornos camuflados hasta la rodilla. Pero sarna con gusto no pica, y mas mal que bien, conseguimos remontar la loma sin ver nada hasta la trocha del telesilla.

Dani foqueando por el bosque. La nieve ya empezaba a estar regular

Aqui no nos quedó mas remedio que meter las cuchillas, porque estaba la cosa realmente dura. Y cuando digo dura, digo helada de verdad.Así que con más pena que gloria, remontamos por la loma del telesilla hasta el final, donde llegamos a la cafetería. Buscando el camino por la derecha de la instalación, llegamos a la pista de Bola del Mundo, pero la ventisca arrecia y la visibilidad es nula.

Como somos unos cabezones de cuidado y total, ya que estábamos allí ... decidimos subir a Bola. Tenemos que seguir con atención las balizas de la pista porque no se ve nada y el viento nos tira costantemente de lado. Conseguimos llegar a la cumbre donde se encuentran las antenas, y buscamos cobijo junto a una de las casas. Tomamos un té, comemos algo, y nos ponemos todo lo que llevamos para protegernos del frío viento. Quitamos focas e intentamos bajar ... a ver que pasa.

Dani preparándose para la bajada

La verdad que hasta la cafetería de Bola podemos bajar con más pena que gloria, pero cuando intentamos bajar por la pista nos la encontramos dura y llena de piedras, así que decidimos remontar y bajar por la derecha de la valla por donde hemos subido. Aquí hago un poco el mono y se me va un esquí para abajo, pero se queda sujeto en la valla de madera, menos mal, porque podría haber sido una movida tener que bajar a recuperarlo.

La casa de bola del mundo. La visibilidad ... poca.

Pues nada, desde aquí con precaución y algún que otro resbalón (previsoramente echamos los crampones a la mochila, pero despreocupadamente los dejamos en el coche) llegamos al hombro de arroyo seco con los esquís al hombro, ya que la bajada no nos daba cuartelillo. Tras algún resbalón y andar un rato con la nieve hasta la cadera, nos calzamos los esquís ... y empezamos con los jarmazos. Al estar la nieve con tanta costra y tan dura, se hace imposible esquiar (al menos con nuestro (poco) nivel de esquí) así que la bajada hasta el coche se convirtió en una sucesión de caídas y enterramientos en la nieve. Eso si, yo personalmente me lo pasé genial, hacía muchísimo tiempo que no me reía tanto en la nieve (porque esquiar, lo que es esquiar ... bien poco). Una vez abajo, recogemos los bártulos y para casa a comer, que hemos pasado más frío que un perro chico, como diría Dani. Por cierto, el video resumen nos costó lo nuestro, sobre todo por las tomas desde el helicóptero :-)



Video Resumen

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