Pasado Yésero, en la carretera dirección Broto, dejamos el coche en el parking de tierra, justo donde está indicado con un cartel el cañón. Una horita de aproximación por la pista tiene la culpa. No tiene pérdida; al final del camino hay un refugio. Desde ahí se entra.
Panorámica del cañón
Comenzamos por unas terrazas que se van rapelando, mientras se va estrechando el cañón. Muchos detritus (troncos, rocas y algún bicho que huele fatal) van apareciendo a medida que vamos descendiendo, lo que nos da idea de la fuerza que ha llevado el agua por aquí.
Se va estrechando
Tras una sucesión de pozas, nos acercamos al rápel estrella: una cascada de 35 metros. El rápel en si es fácil, y aunque cuando lo hicimos no caía mucha agua, algo daba, asi que hay que tener cuidado si el barranco va cargado, que la cosa se puede poner seria. Ojo al recuperar, que las cuerdas rozan y nos puede dar algún susto.
El rápel de 35 metros. Lo suyo es hacerlo por debajo del chorro.
A partir de aqui, resaltes (el más grande de unos 15 metros) y algunos toboganes, que al llevar poca agua se hacian arrastrando el culo. Tras hacer los últimos resaltes, encontramos la salida del barranco a la izquierda (sendero ancho, imposible saltárselo). Unas tres horas para completar el barranco. El retorno es prácticamente inmediato, cuesta abajo (15 minutos).
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