Entrada publicada en el díario mistral |
Un par de semanas más tarde después de que se me pasara el susto del diedro perejil patonero, me dió por buscar en la red información sobre sitios donde escalar en la comunidad de Madrid. Por aquel entonces no había mucha información disponible, pero gracias a un par de webs (MalditoDuende y un foro que empezaba a salir ... viaClásica) encontré bastante información sobre la Pedriza. Parece ser que allí había un montón de vías de III, IV y V perfectamente reseñadas en unos croquis dibujados a mano y que tampoco parecían muy difíciles. En el foro me recomendaron un librillo de Tiño Núñez: "Pedriza, escaladas fáciles tomo I". Así que ni corto ni perezoso, me compré el librillo y me puse a mirarlo.
El rompeolas |
Pedriza posterior con el pájaro delante. |
Tras la hora y tres cuartos de pateo con la mochila en el lomo, llegamos a la pradera del yelmo. Yo ya conocía el yelmo, pero una cosa es subir por la brecha y otra escalarlo. Menos mal que esto del rompeolas estaba arriba del todo y era fácil, porque tras desfilar por la pared sur y ver las clásicas se me puso el cuerpo raro. Otros diez minutitos, y estamos a pie de vía. Elegimos las de arriba del todo, que eran V y V+... si es que no aprendo.
Fernando en un muro con agarres (Espolón piecines) |
Me pongo el arnés ... y madre mía que miedo ya en el primer paso. Lo de patones tiene su cosa porque esta vertical, pero tiene un montón de agarres para los pies y las manos ... pero esto ... pero esto que es ??? recuerdo echarme kilos de magnesio, las manos sudando, el corazón a mil por hora ... y todo para poner la primera cinta. Pero chico, has visto dónde esta la chapa? si está por lo menos a un kilómetro... resoplando, con el corazón el la boca, y dando pasitos chicos, consigo ir arrastrándome como una sabandija por el paño de granito. Centímetro a centímetro. El pie de gato solo te sujeta por la fricción. Piensas ... esto se pira y me voy a dar un lijado que me voy a encender como una cerilla ... resoplas, intentas agarrarte, pero está liso, sigues... soplas... chapas... soplas ... juras ... lloras... sigues...
El Capitán saliendo de la travesía de la Oeste de Peña Sirio |
Vivan las penurias, pero oye, que he subido. Y aunque he tenido mil veces la sensación de morir ... esto no es tan desagradable como Patones, eh? anda, que podemos hacer la de al lado, que es V+ ... total, que ese día descubrí el granito. la roca noble. el Arte.
En Madrid tenemos la suerte de tener una de las pocas escuelas de granito de esas características que existen en el mundo. Es una escuela de panzas, de llambrías, de placas, de bolos, de fisuras, de setas, de formaciones extrañamente rendondeadas y de texturas cambiantes que hacen que escalar aquí sea un ejercicio casi mas mental que físico. Los pioneros y primeros aperturistas pasaron más miedo que siete viejas en su momento, y equiparon las vías a medida que subían, por lo que los pocos seguros fijos que hay, están puestos donde se podían meter, a base de burilar a mano. Esto nos da placas "con ambiente" como dirían los "recios". Ambiente que te pueden hacer llorar de miedo, literalmente.
Dani en la Pulpo Serrano (Norte del Yelmo) |
A nivel técnico, es una escalada muy psicológica, en la que prácticamente no existen agarres de manos (si exceptuamos los garbanzos, las patatas, las escamitas, las regletas, los piquitos y demás conceptos locales que se aprenden a fuerza de mirar fijamente una placa de granito con bultitos) y todo el trabajo recae en tener equilibro, control de los nervios y una técnica de pies depurada, para aprovechar lo poco que hay, y cuando no hay, usar la técnica de la adherencia, que consiste en que la fricción producida por el gato-granito sea suficiente para aguantarte. Que se dice pronto, pero... hay que probarlo.
Mientras que en Patones (por ejemplo) un paso en el que tiene un bidedo te va a costar mas o menos lo mismo siempre (a nivel físico) tengas o no la cuerda por encima, en la Pedriza es todo lo contrario. Con la cuerda por encima eres capaz de dar pasos de adherencia un número por encima de lo que haces, prácticamente sin esfuerzo. Y este fenómeno se debe al factor psicológico que tiene la escalada (el famoso mevoymevoymevoymevoy... ummmpfffaiiinsss click "salvado").
Raúl aprentando en unas placas de Cancho Butrón |
En la pedriza te puedes encontrar gente con 67 años escalando vías corriendo, como escaladores deportivos con el 6c asentado pasando miedo de verdad sin poder moverse. Todo ello en la misma vía de V. Porque aquí el grado... pues es como es. Si te metes en las "clásicas", puedes sudar vinagre en cualquier IV. Bien por las distancias entre seguros, bien por la dificultad técnica de algún paso de adherencia, bien porque directamente los pasos no son de IV, pero los que han pasado por aquí mil veces tienen el "culo pelao" y "esto es IV".
Lo malo de la Pedriza es que es una escalada tan específica, que luego tiene poca aplicación en otras escuelas. Pero lo bueno que tiene es que hay infinitas posibilidades de escalar, cimas realmente espectaculares, callejones recónditos que te llevan a placas increibles. Llanuras graníticas en las que perderse buscando los seguros mientras navegas por el granito intentando no pensar en el "cerillazo". La pedriza es una escuela que la amas o la odias. Y si te gusta, entonces ya no hay vuelta atrás: te has vuelto un escalador de "tumbaos".
Fisura inicial de la "Hermosilla" (Yelmo) |
Otro problema que tiene la escalada Pedricera, es que más te vale saber meter seguros flotantes. En las "nuevas" vías de deportiva, están "mas o menos" es decir, no hay "mucho" aleje. Pongo todo entre comillas porque si escalas mucho en la Pedriza, los alejes te empiezan a parecer normales, pero si traes a alguien de otra escuela, entonces suelen flipar. Pero si te metes en las clásicas (o en alguna via reseñada como "semiequipada") entonces ya sabes lo que hay: seguros fijos donde no se puede meter nada (suele ser algo metido por la placa) y nada en el resto. Ahí está la cosa de meter friends, fisureros, o lo que tengas.
A veces meter el seguro es cosa de niños, porque tienes un buen reposo y puedes proteger el paso. Otras veces, llegas al sitio ya un poco precario (vienes de un trekking "con ambiente" y tienes el corazón a mil por hora) y te toca seleccionar y meter la pieza bien, porque lo mismo tienes 8 o 10 metros hasta el último seguro. Por esto hay que aprender BIEN a meter seguros antes de verse en esa. Y para aprender, lo mejor es escalar de segundo con alguien que sepa, y te enseñe como se ponen y dónde.
Paño central del Yelmo (Sur) |
Yo tuve la suerte de conocer a Fernando (apodado por mi como "el recio", no digo "ná") y escalar con él de segundo unas cuantas (muchas) vías, en las que me enseñó el correcto emplazamiento de las piezas, como evitar los roces, la gestión de la cuerda en doble, etc. Luego empecé a escalar de primero con las piezas puestas y finalmente comencé a poner mis propios seguros. También me leí algún libro e hice mis prácticas en el suelo, pero considero fundamental aprender esto bien de alguien que controle, porque aunque nunca nos caigamos (aquí no te puedes caer, gran frase) el día que nos caigamos, el seguro tiene que soportar la caída.
A veces tienes el día inspirado, como el día que hicimos la "Zarajos in the Gym" en la cueva de la mora. Mira que era 6a/6a+ (grado más bien bajo) con los seguros "más o menos", pero lo que recuerdo de esa vía es la sensación de levitar al ir encadenando todos los pasos, el tacto del granito en las yemas de los dedos y la concentración que llevaba para ir dándome los pasos.
Bea en la Oeste de Peña Sirio (V) |
1 comentario:
Sin duda alguna tenemos una suerte enorme de tener la Pedriza al lado de casa!! Salgamos a disfrutarla y respetémosla!!
Un saludo!!
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